Se define como sistema de manejo o de explotación al conjunto de técnicas (régimen de estabulación, manejo, clase de animales, sanidad, etc.) que coinciden dentro de una explotación. Los grandes sistemas por excelencia son el extensivo y el intensivo.
La explotación ovina media en la dehesa extremeña es una explotación con alrededor de 300 cabezas y un régimen de explotación en extensivo con aprovechamiento de los recursos naturales. Cubren grandes distancias de pastoreo y en épocas de penuria se hace imprescindible el aporte de alimentación suplementaria.
Cuanto menor sea la superficie por unidad de ganado en una explotación, mayor es la presión ganadera, y el aumento de presión ganadera incrementa la competitividad de la explotación, en detrimento del medioambiente y la sostenibilidad.
Este es un régimen sin o casi sin ningún tipo de suplementación alimenticia a los animales, que deben abastecer sus necesidades alimenticias con los distintos recursos que les proporcione la dehesa. Debemos tener en cuenta la marcadísima estacionalidad y variabilidad anual que tiene la dehesa en la producción de pastos, ya que su punto máximo de producción se encuentra en los meses primaverales de marzo, abril y mayo, con otro repunte de producción en otoño. Esto puede provocar que en algunas ocasiones, como por ejemplo años secos, parideras o épocas de penuria, la suplementación con piensos concentrados, aun tratándose de régimen extensivo, se haga imprescindible. En este tipo de régimen se suele planificar un solo parto al año, haciéndolo coincidir con la primavera o el principio del otoño, de manera que los dos periodos clave y de máxima necesidad alimenticia de la oveja queden cubiertos con los dos intervalos de mayor producción de pastos. El intervalo de cargas ganaderas recomendado en este régimen oscila entre 1 y 4 animales por hectárea, dependiendo de las características de la finca.
La suplementación de alimento es mucho mayor en este tipo de régimen, llegando a ser continuada en buena parte del año. El motivo es que la producción que se busca con este sistema es de 3 partos cada dos años, lo que hace necesaria dicha suplementación. En este caso, y ya que la dependencia de la producción de pastos naturales no existe, los partos se suelen orientar hacia las fechas de mayor valor de los corderos, como Navidad o Semana Santa, intentando en la medida de lo posible que al menos algunas de las épocas de máxima necesidad de los animales coincida con las épocas de máxima producción de pastos, lo que supone un ahorro importantísimo para la explotación. De la misma forma, las cargas ganaderas se establecen en base a las inversiones y rendimientos posibles de cada explotación, sin ser tan importante la superficie de la finca.
En cuanto a los sistemas de cría dentro de la explotación, podemos encontrar tres tipos de productos según los procedimientos: