Lana


El proceso de transformación del vellón de lana en hilo de lana tiene las siguientes fases:

  • Esquila o Esquileo: Procedimiento que consiste en retirar o rasurar el vellón de lana del animal. Se denomina vellón a la capa completa de lana del animal, incluyendo la grasa o suarda. Dicho vellón debe extraerse de una pieza y sin dar segundos cortes (recortes), para no reducir la longitud de la fibra, ya que esto supone un descenso de su precio y dificulta su manejo al procesarla.
  • Lavado: Se procede  a la inmersión de los vellones en agua caliente y detergentes, para así eliminar los restos orgánicos e inorgánicos que contengan, como tierra o grasas. Durante esta fase, el golpeo de la lana facilita la separación de las impurezas y su posterior eliminación. A continuación se enjuaga en agua fría, en diferentes etapas, garantizando siempre el no encogimiento de las fibras. La grasa o suarda obtenida es muy apreciada en la industria cosmética, ya que de ella se extrae la lanolina, que es una cera natural utilizada en la elaboración de cremas para el cuidado de la piel.
  • Cardado o Escarmenado: Tras su secado, colgado al aire libre o en máquina centrifugadora, el vellón pasa al proceso de cardado. Este consiste en abrir la lana separando sus fibras y colocarlas paralelamente, consiguiendo por una parte eliminar restos o impurezas que aún contenga el vellón, y por otra acondicionarlo para pasar a la fase de estirado e hilado. Esta labor hoy día se realiza con máquina cardadora, pero antaño se realizaba manualmente, peinando la lana con un cepillo especial denominado carda.
  • Hilado: Las fibras de lana estiradas se retuercen y enrollan entre sí hasta obtener un hilo del grosor deseado. Este proceso se lleva a cabo en husos o ruecas industriales.
  • Madejado: En este proceso se recoge la lana hilada en vueltas iguales para crear una madeja, la cual se vuelve a lavar para eliminar residuos que aún estén adheridos a las fibras de lana.
  • Tintado o Teñido: Este procedimiento consiste en dar color a la lana blanca por un proceso habitual de teñido, obteniéndose el color final deseado. El teñido puede realizarse en vellón o en madeja.
  • Devanado: Consiste en hacer ovillos o bolas de hilo de lana a partir de las madejas, para facilitar su manejo en los telares.

                  

La clasificación de la lana se hace teniendo en cuenta una serie de factores, que dependen tanto de la raza como de las condiciones de cría del animal:

  • Finura de la fibra: Es, junto con la longitud, el parámetro más importante para establecer la calidad de la lana. Se entiende por finura el diámetro de las fibras que componen el vellón y se mide en micras. La lana de oveja merina es una lana muy fina, está entre 22 y 24 micras, de ahí que sea una lana de gran calidad.
  • Longitud de la fibra: Se mide en mm y también se denomina altura.
  • Resistencia de las fibras: Es la capacidad que tiene la fibra para estirarse y resistir a la rotura. Si el animal ha pasado por épocas de penuria, falta de alimento o un mal estado sanitario, la sección de la fibra producida durante ese tiempo es menor y más débil, lo que causa que se produzca la rotura de la fibra con mucha más facilidad por ese punto. Durante los períodos de escasez la producción de lana se reduce considerablemente.
  • Rendimiento: Es la relación entre el peso inicial tras la esquila, y el peso de la lana limpia tras el lavado y peinado. La mayoría de las razas utilizadas en la dehesa se encuentran entre un 45 % y un 65 % de rendimiento, estando el de la raza merina entre el 45 % y el 55 %.
  • Contenido de vegetales: En el proceso de lavado se elimina parte de los restos vegetales que hay entre las fibras de lana, pero el resto de residuos deben eliminarse mediante el peinado y el cardado. En los casos en que la lana se encuentre muy contaminada de restos, algunos de ellos no se eliminan y pasan a formar parte del hilo, devaluando la calidad y el precio de esa lana.

Existen otra serie de factores que disminuyen el valor de la lana, como son la contaminación con plásticos (polipropileno), aparición de plagas u hongos durante su almacenaje y presencia de pinturas, pesticidas o alquitrán en las fibras de lana.

Para obtener un mejor beneficio económico, es conveniente realizar una pequeña selección a la hora del envasado en campo. En esta selección o pre-envasado se deben eliminar todos los posibles restos que contenga la lana, como plásticos, material vegetal, trapos, papeles, materiales metálicos, etc. También es conveniente realizar una separación de las lanas blancas de las de color, y una separación de lanas de 2ª calidad (lana de las barrigas, patas, caras, y pequeños recortes) del resto del vellón. Todos estos procesos mejoran el producto final e incrementan la calidad y precio del lote.

Hoy día, aproximadamente el 50 % de la cabaña ganadera mundial de ovino es explotada para producción de lana. La mayor parte de estas ganaderías pertenecen a la raza merina y sus posteriores cruces con razas autóctonas. Las lanas de mayor calidad son las producidas por ovejas con edades entre tres y seis años, y una oveja produce al año unos 3 kilogramos de lana fina o de 2 a 6 kilogramos de lana gruesa, según razas.

La lana es una fibra natural que, desde antaño, ha sido un producto ovino de gran importancia, llegando a ser la principal fuente de ingresos del ganado ovino en los años 50 y 60. Pero debido a una serie de factores, como la orientación hacia la producción de carne y leche, la contaminación con polipropilenos y otros plásticos, la desprofesionalización del esquileo y principalmente la aparición de nuevos materiales textiles sintéticos, pasó a tener escasa importancia como producto agrícola. En ocasiones, incluso ha llegado a producir pérdidas económicas, ya que el dinero que se obtenía por la lana no cubría los gastos del esquileo. Algunos estudios defienden que si se mejorase la producción lanar aumentando la longitud de la fibra entre un 10 % y un 15 %, y se garantizara la no contaminación  de polipropilenos y plásticos en la lana, su precio podría llegar a multiplicarse por dos, incrementando enormemente su rendimiento económico. Hoy día, la normativa vigente (Reglamento 1069/2009) considera la lana como un SANDACH, subproducto animal no destinado a consumo humano, material de Categoría 3.

A partir del año 2010 se ha producido un notable incremento en el precio de la lana, causando un repunte en su mercado. Se ha creado la cooperativa Comercial Ovinos SCL en Villanueva de la Serena (Badajoz), que se encarga de comercializar una gran producción lanar y de incrementar su valor añadido, ya que inician el proceso de transformación, procediendo a su clasificación y prensado. Esta cooperativa agrupa un volumen de ganado de 1.100.000 ovejas de provincias andaluzas y extremeñas, y comercializa 3.300.000 kg de lana al año, con la consiguiente creación de puestos de trabajo y la obtención de mejores beneficios para sus socios.