Manejo


El ganado caprino ha aprovechado tradicionalmente los terrenos marginales, pues su rusticidad y hábitos de pastoreo lo hacen incorporarse a las áreas de difícil orografía y zonas de monte bajo y matorral en las que otro aprovechamiento ganadero no es posible. En muchas ocasiones se encuentra ligado a una economía de subsistencia, aprovechando fincas comunales o mediante arrendamientos. Esta dependencia de la tierra ajena o comunal condiciona la ausencia de instalaciones adecuadas de manejo y determina que el tamaño de explotación sea bajo y que el método de explotación sea extensivo.

 

Fotografía: Rebaño de cabras veratas en la finca Valdesequera. 

 

En lo que respecta a la alimentación, en las zonas marginales de la dehesa extremeña  los recursos pastables son escasos y están sujetos a una fuerte estacionalidad, lo que hace que sea necesario en determinadas épocas del año un aporte alimenticio suplementario al rebaño, que no presente un coste elevado, para mantener la producción.

Por otra parte, debido a la buena aptitud lechera de la cabra, la producción cárnica como objetivo prioritario de la explotación se da en pocas situaciones, siendo la producción de carne, por norma general, complementaria o secundaria a la producción láctea. En este contexto, existen dos modelos de producción caprina extensiva:

  • Sistemas extensivos cárnicos con ordeño puntual: son sistemas tradicionalmente orientados a la producción de cabritos para sacrificio, con bajos tamaños de explotación, alimentación basada en el pastoreo, ausencia de suplementación y baja planificación del manejo reproductivo. El sistema está condicionado por el aprovechamiento de jarales y accesos difíciles que impiden la comercialización de la leche.
  • Sistemas mixtos carne-leche: la producción es mixta de leche y cabrito. Se realiza un ordeño diario que condiciona un mejor manejo de la reproducción. El pastoreo es la base de la alimentación, aunque en este caso es necesario un aporte complementario. Dentro de este modelo pueden encontrarse explotaciones sin base territorial, que practican un sistema transterminante con el aprovechamiento de rastrojos y pastizales marginales, o bien explotaciones con base territorial que aprovechan pastizales de mayor calidad. Este modelo se da con mayor frecuencia que el anterior.

La cubrición se realiza habitualmente en los meses de primavera, con parto en otoño. Las cabras que no quedan cubiertas en esa época y las borras suelen cubrirse en otoño y tienen el parto en primavera. La primera se denomina paridera temprana y la segunda paridera tardía. La principal consecuencia derivada de este tipo de manejo es la fuerte estacionalidad de la producción lechera, con unos períodos de ordeño que se agrupan, en la mayoría de las explotaciones, de diciembre a junio, con un brusco descenso de la producción en el período junio-octubre. En los rebaños en los que prima la producción de carne se buscan tres partos cada dos años.