La caza en la dehesa


La caza ha sido una de las principales actividades realizadas por el hombre a lo largo de la historia, ya sea para la obtención de alimento o como actividad de ocio. Se denomina caza a la acción de capturar un animal con fines recreativos o de alimento.

 

Antaño la caza se consideró una actividad de gran importancia, primero como una preparación para la guerra y después como una actividad lúdica para las clases dominantes, que acaparaban la caza mayor, mientras que para las clases humildes se mantenía como una fuente de alimento, permitiéndoseles la caza menor. El matiz deportivo de la caza aparece en los últimos siglos, coincidiendo con la aparición de grandes acotados que, con el objetivo de la caza, protegen grandes áreas naturales de nuestro territorio, preservándolo ante otros intereses por su valor cinegético.

 

En la última etapa del pasado siglo XX la caza deja de considerarse recurso alimenticio y pasa a tener carácter lúdico-deportivo u ocio, entendiéndose, además, como actividad de gestión de la naturaleza y pilar fundamental del desarrollo sostenible. Durante esta etapa se crean y constituyen los primeros Cotos y Reservas Nacionales de Caza (hoy en día Reservas de Caza de cada comunidad autónoma), integrados actualmente en la Red Natura 2000 e incluso en la Red de Parques Nacionales.

 

La importancia de la caza se acentúa en regiones con un nivel menor de desarrollo económico, como Extremadura, donde el medio natural en el que se desenvuelve la actividad cinegética se halla en las mejores condiciones de conservación. Dada esta diversidad y riqueza cinegética, de las 4,16 millones de ha de Extremadura, más del 80 % son terrenos cinegéticos y existen unos 80.000 licencias de caza, lo cual da una idea del arraigo de esta actividad en nuestra región. Si tenemos en cuenta que gran parte de estos terrenos cinegéticos son o forman parte de dehesas y que dentro de una dehesa el aprovechamiento cinegético es un aprovechamiento más, esto nos indica la enorme importancia de la caza en la dehesa extremeña.

 

Este recurso puede ser aprovechado por la propiedad de forma directa, o comercializado como el resto de aprovechamientos, pudiendo en ambas situaciones superar en importancia al resto de aprovechamientos. Por ello, debe ser racionalmente gestionado.

 

La caza con un estricto fin deportivo está regida por una serie de reglas y normas escritas y no escritas cuya inobservancia, en aquellos lugares que están vedados por una cuestión de peligro de extinción o por el perjuicio que pueden ocasionar a las personas de un determinado hábitat, es duramente castigada por la legislación vigente que pena este tipo de conductas.

 

El sector de la caza ha experimentado en los últimos años un crecimiento muy importante. Si a esto se une que Extremadura es la 4ª comunidad autónoma española con más superficie forestal, susceptible de ser aprovechada cinegéticamente, y el enorme  potencial del medio para el desarrollo de especies de flora y fauna silvestres y de especies cinegéticas, esto supone un sector con un potencial económico realmente importante, que actualmente factura unos 4 millones de euros anuales.

 

Otros factores que han favorecido este crecimiento son la gran tradición cultural de esta actividad en Extremadura,  el aumento del tiempo de ocio por la estructuración laboral,  el incremento de las rentas familiares disponibles, las mejoras en los desplazamientos por el desarrollo de los transportes, el abandono de las explotaciones agrícolas y  la posibilidad de obtener una renta complementaria a la renta agraria aprovechando la caza.